La madre yegua estaba sufriendo un dolor insoportable, pero de repente ocurrió algo maravilloso.
Los animales adoran a sus crías y solo quieren protegerlas, al igual que hacen las personas.
Lamentablemente, pueden surgir dificultades durante el parto.
Los animales comparten nuestras experiencias humanas con nosotros. Si sus crías mueren al nacer, los corazones de las madres también se rompen. Al igual que las personas, algunos siguen buscándolos mientras se sienten deprimidos.
La Reina Uniek de los Países Bajos, una yegua Frisia, estaba esperando su primer potro. Se dio cuenta de que había un problema tan pronto como comenzó el parto. Estaba inquieta, moviéndose nerviosamente en su establo. Su dueña, Yvonne, estaba a su lado tratando de calmarla.
Una hora después, Uniek dio a luz, pero los médicos que la ayudaron sacaron a un potro que no estaba respirando. A pesar de sus esfuerzos, fue demasiado tarde para salvarlo. No logró sobrevivir.
Yvonne permaneció allí para consolar a Uniek.
La yegua angustiada intentó revivir a su potro lamiéndolo repetidamente, pero no tuvo éxito. Se llevaron al potro del establo mientras Yvonne continuaba consolando a Uniek. Ella sabía que su querida yegua estaba sufriendo mucho.
Luego se compartió una buena noticia con Yvonne y el equipo de yeguas Frisias. Recibió una llamada de su amiga informándole que estaban cuidando a un potro huérfano. No sabía si la Reina Uniek estaría dispuesta a aceptar el potro de otra yegua, pero creía que podría ser la respuesta a su tristeza.
Transportaron al potro a su propiedad en una furgoneta. Si Uniek estaba interesada en adoptar al potro como suyo, Yvonne quería preguntarle. Aunque el potro no tenía madre, ella había perdido a su hijo. Había mucha esperanza en el establo.
Yvonne llevó lentamente al potro hacia Uniek. Las interacciones iniciales eran muy cautelosas. El potro respondió a su olfateo haciendo lo mismo. Se podía ver que ella estaba emocionada de tener al potro frente a ella, ya que dio unos pasos de baile, casi como si lo estuviera reclamando como propio.
Fue una ocasión verdaderamente única. Nunca anticipé que esto sucedería. Sabíamos que la Reina Uniek había aceptado a Rising Star de inmediato, dijo Yvonne a The Dodo.
Desde entonces, la Reina Uniek ha estado al lado de Rising Star. Al día siguiente, cuando encontraron a la dulce madre y su hijo dentro del establo, Uniek desarrolló fuertes sentimientos por el potro que adoptó. Lo seguía a todas partes. Rising Star y Uniek compartían frecuentemente el mismo camino.
Rising Star era el potro más feliz que Yvonne había visto, y ella siempre lo llevaba al pasto. Como cualquier animal joven, corría y se movía libremente. Sin embargo, Uniek mantenía a su cría a la vista y lo seguía de cerca.