Stefano de Munari, la dueña de una granja italiana, vive con su familia en el campo. La mujer se encontró con un gato enorme y hermoso mientras trabajaba en la propiedad.
La criatura caminaba alrededor de sus pies todo el día, insinuando que no era un gato doméstico. Stefano decidió darle un hogar al lindo animal.
En ese momento, la mujer estaba embarazada, y durante todo ese período,
el Tigre (como ella apodó a su nuevo compañero) dormía con ella. Y cuando nació Sophia, asumió el papel de niñera para la pequeña.
Además, la joven madre afirma que cada vez que el Tigre estaba con su hija, ella permanecía tranquila.
A pesar de ser su guardián peludo, siempre mantenía un ojo atento en la bebé.
Ponía a la pequeña Sophia en la cama regularmente, cantándole una canción de cuna en su oído mientras lo hacía. Aparte de la niña, el tigre nunca arañó ni mordió a nadie.
Incluso le permitía acostarse en su espalda. Debido a la constante presencia del gato junto al bebé, este dúo se convirtió en verdaderos amigos.