En 2006, nació el bebé de Abby Carlsen e Isabelle en el estado de Minnesota. Eran gemelas siamesas que eran idénticas y compartían el pecho y el abdomen.
Incluso antes de que nacieran sus hijas, los padres de las niñas aceptaron que no iban a tener gemelas normales.
Debido a que la enfermedad de las niñas era tan rara, el personal médico comenzó a buscar formas de mantenerlas separadas desde el principio.
Las personas de la zona y los medios de comunicación mostraron lo curiosas que se estaban volviendo las bebés rápidamente.
Aunque a Jesse y Amy, ambos padres, les preguntaron muchas veces, les resultó difícil.

Fue muy difícil separar a las gemelas porque el corazón de Isabella estaba en el pecho de Abby y algunas de las partes de las niñas eran iguales y otras estaban entrelazadas.
Como consecuencia directa de esto, la elección de someterse a una cirugía no fue fácil para los padres.
Antes de decidir los métodos quirúrgicos óptimos, los Carlsens tuvieron que pasar más de medio año en discusiones y debates con miembros de la comunidad médica.
El tratamiento se realizó en Rochester, Minnesota, en la Clínica Mayo. La cirugía duró 12 horas y participaron 17 médicos.
Aunque ambas niñas estaban en peligro, pudieron ser separadas. Sin embargo, no fueron liberadas hasta seis meses después del procedimiento.

Más tarde, uno de los médicos dijo que la parte más difícil del proceso fue separar el hígado en dos piezas.
El hecho de que ambas niñas sobrevivieran y que la cirugía funcionara solo puede ser llamado un milagro.
Cuando las gemelas tenían 10 años, permitieron que una estación de televisión las entrevistara y dieron un breve resumen de sus vidas.
Estaban en cuarto grado en ese momento y vivían en Dakota del Norte. Practicaban gimnasia.
Aunque a medida que crecían, tenían pasatiempos e intereses muy diferentes, seguían siendo las mejores amigas la una de la otra.
Aunque son gemelas, Abby no tiene idea de cómo alguien podría confundirlas entre sí.
Abby e Isabelle han cambiado sus vidas para mejor y ahora están felices, saludables y les va bien en la escuela. También forman parte de una familia cálida y amigable.

A las chicas les resulta difícil aceptar que las gemelas siamesas unidas sean en realidad ellas después de ver sus fotos de bebés.